Un pequeño club rotario de los Andes ecuatorianos lleva a cabo un gran proyecto hidráulico
En lo alto de los Andes, una comunidad indígena llevaba más de una década esperando tener acceso a agua potable.
Sus habitantes habían trabajado con una agencia regional del agua en la elaboración de un plan, pero no disponían de fondos para ponerlo en práctica, hasta que conocieron a un nuevo club rotario dispuesto a solicitar su primera subvención global.
El pueblo de Cochapamba se encuentra a la sombra de la cumbre más alta de Ecuador, el Chimborazo, a unos 250 kilómetros al sur de Quito. Los residentes tenían que desplazarse a un río situado a una hora de distancia para conseguir agua potable y lavar la ropa. Su única alternativa era tomar una pequeña cantidad semanal de agua de una balsa de riego destinada a los cultivos, y arriesgarse a enfermar por tomar agua no tratada.
Los aldeanos formaron una junta de agua y trabajaron con la agencia regional del agua para diseñar un sistema de captación y tratamiento del agua procedente de una cuenca montañosa. Pero su plan no podría implementarse sin contar con más financiamiento. Mientras tanto, algunos de los residentes que ocasionalmente llegaban a Guaranda, un pueblo a unos 8 kilómetros de distancia, conocieron a los socios del Club Rotario de Guaranda, Bolívar, que acababa de constituirse en 2019.
«Llevamos muchos años tratando este problema. Teníamos un proyecto listo, pero nadie podía ayudarnos», dice Doroteo Santillán, un vecino de Cochapamba entrevistado por la emisora GuarandaTV en un video realizado por el club. «Pero entonces encontramos al club rotario... y ellos nos ayudaron a contar con un suministro de agua potable».
«Mi esposa vio cómo las mujeres tenían que acarrear agua a la espalda y pensó: '¿Cómo podríamos ayudar?», apunta Alfonso Camacho, presidente de servicio del Club Rotario de Guaranda.
El nuevo club nunca había solicitado una subvención global a La Fundación Rotaria. Pero sus socios recibieron muchos consejos de otros rotarios, encontraron un colaborador y trabajaron con la gente de Cochapamba en el sistema que ahora suministra agua potable a 133 familias.
La esposa de Camacho, Virginia Soto, es la tesorera del club. Ella y funcionarios de la agencia regional del agua se reunieron con la junta del agua de Cochapamba y otros miembros de la comunidad. Allí le hablaron del plan del sistema de agua que habían planificado pero que no se había llevado a cabo. Como Cochapamba ya tenía una junta de agua, podía proporcionar enlaces, crear un sistema financiero y establecer una tasa para cubrir el mantenimiento.
«Nos gusta ayudar a la gente, así que dijimos: 'Podemos hacerlo'», recuerda Camacho.
Con el nuevo sistema, el agua de la fuente de la montaña se trata y canaliza a una serie de depósitos antes de distribuirse a los hogares. El club colaboró estrechamente con la comunidad y los ingenieros de la agencia del agua, y el sistema tan esperado se concluyó en junio de 2022.
«Nos gusta ayudar a la gente, así que dijimos: 'Podemos hacerlo'»
Alfonso Camacho
El club utilizó una subvención de 50 000 dólares para financiar equipos, suministros y cubrir gastos de gestión del proyecto. La agencia del agua diseñó y supervisó los aspectos técnicos y aportó otros conocimientos, cartografía topográfica, equipos y suministros como contadores de agua y válvulas.
Las familias participantes aportaron la mano de obra mediante un acuerdo colectivo que beneficia a la comunidad. Los residentes trabajaron por turnos para cavar las numerosas zanjas para las tuberías de plástico de PVC y a menudo tuvieron que subir en burro la roca, la arena y otros materiales por la ladera de la montaña.
La fuente de agua es la misma que alimenta el depósito de riego. El agua desciende por las tuberías hasta un depósito de hormigón armado, donde se clora. Las tuberías llevan el agua a dos estaciones de distribución situadas en colinas cercanas, desde donde se ramifican más tuberías hasta los hogares.
El proyecto de subvención es extraordinario para un club nuevo. «Somos un club joven. No sabíamos nada», afirma Camacho. «Ni siquiera sabíamos cómo navegar por Mi Rotary y el sistema de subvenciones».
«Pero hicimos muchas preguntas, colaboramos con la comunidad y [el exgobernador Juan] Prinz nos puso en contacto con las personas correctas», añade. «Cuando uno está lo suficientemente decidido a hacer algo, puede hacerlo».
Prinz, exgobernador del Distrito 4400 fallecido en 2021, había prestado una ayuda considerable al Club Rotario de Guaranda. Había instado a Camacho y Soto a formar el club, y su club, el Club Rotario de Quito-Valle Interoceánico, Pichincha, actuó como su patrocinador. Más tarde, Prinz y su compañero de club Odd Hanssen pusieron en contacto al club de Guaranda con su colaborador internacional, el Club Rotario de Velbert/Rhld. de Alemania. Prinz y Hanssen conocieron socios del club alemán durante una feria de proyectos en 2020 que se celebró virtualmente debido a la pandemia de COVID-19.
Juan Gregori y Ribes, socio del club alemán, recuerda cómo su club quería patrocinar un proyecto de subvención global en Ecuador, pero no había encontrado nada adecuado. «A través de Prinz, conseguimos información para contactar con el club Guaranda. Habían preparado muy bien el proyecto», afirma. «Pudimos unirnos a la solicitud y, con la excelente cooperación de los rotarios, se llevó a cabo con éxito».
El proyecto también es sostenible. Cochapamba emplea a un ingeniero que trabaja con la agencia del agua, y cada tres semanas, Camacho y el ingeniero comprueban el sistema y visitan a las familias para hablar de su salud e higiene y recomendarles formas de conservar el agua.
Los habitantes de Cochapamba han reportado menos enfermedades ahora que disponen de acceso a agua tratada. Y como ya no se lava la ropa en el río, se ha eliminado la contaminación por detergente.
Esto no es todo para el pequeño Club Rotario de Guaranda. Tiene previsto construir un sistema de abastecimiento de agua similar en Kilitawa (Ecuador), que ayudará a 180 familias, gracias a su segunda subvención global ya aprobada.